Ciclo vital:
Adolescencia y Madurez
Es la
etapa de hacerse adulto.
Ocurren
una serie de cambios que se mencionan a continuación:
1. Cambios
biológicos: proceso paulatino de trasformación biológica,
en la adolescencia se sufre un cambio brusco en la pubertad y la adolescencia.
2. Cambios cognitivos: uno de los cambios
cognitivos más significativos en la adolescencia es el paso de las operaciones
concretas a las formales, un ejemplo se muestra a continuación.
ü Pensamiento formal: se sitúa
alrededor de los 11 años, ya pueden utilizar la lógica propositiva en
operaciones formales pueden razonar, sistematizar sus ideas y construir teorías
de manera específica.
ü Conocimiento científico: surge
un gran interés en el adolescente por nuevas concepciones sobre la vida, la ética,
moral y sobre sí mismo.
3. Cambios
en la esfera de lo social: posteriormente a la fase edípica y la
de castración, el niño entra en la fase de latencia, en la cual deja de
preocuparse de problemas sexuales. Más tarde la pubertad tiene una importancia
extraordinaria en la vida sexual. Comienzan las fantasías y la actividad
sexual. La pubertad es el momento decisivo para el desarrollo de la personalidad,
por eso en la pubertad aparecen la indeterminación sexual.
4. Cambios
en la esfera de lo social y la personalidad: uno de los cambios
más importantes es la búsqueda de la propia identidad. Genera confusión y que
el adolescente se enamore y se desahogue con los amigos y la pareja en lugar de
los padres. En su comportamiento, forma de pensar y relaciones sociales, los
adolescentes tienden hacia el egocentrismo.
Ø Visión general
La adolescencia es una etapa del desarrollo humano, la
cual se caracteriza por profundos cambios del desarrollo biológico, psicológico
y social.
La adolescencia se divide, arbitrariamente, en tres
etapas:
·
Pubertad:
entre 12 y 14 años.
- Adolescencia media: entre 15 y 16 años
- Adolescencia tardía: entre 17 y 20 años
Las características de cada etapa pueden variar de un
sujeto a otro.
La adolescencia es un período primordialmente de duelos.
Se produce la pérdida del cuerpo infantil, de los roles infantiles y de la
identidad. Durante esta etapa el adolescente lucha por la construcción de su
realidad psíquica, por la reconstrucción de sus vínculos con el mundo exterior,
y por su identidad.
La actividad hormonal produce ciertas manifestaciones en
la pubertad. Lo característico de éste período es el desarrollo de los órganos
reproductores y los genitales externos. En las chicas se produce el crecimiento
de los pechos y ensanchamiento de las caderas; y aparece el bello facial y el
cambio de la voz en los chicos. Este cambio hormonal también afecta el
funcionamiento del sistema nerviosos central, afectando factores como el humor
y el comportamiento.
En la pubertad se produce la pérdida por el cuerpo
infantil. El duelo por el mismo se da mediante un enfrentamiento entre el
esquema corporal infantil y el cuerpo físico real de la persona. El púber
empieza a sentir como su cuerpo adulto comienza a surgir. Es común que intente
controlar su cuerpo mediante el deporte.
Generalmente las chicas inician la pubertad dos años
antes que los varones, pueden empezar a salir con chicos y mantener relaciones
sexuales a una edad más temprana. Los chicos, por su parte, suelen sufrir
erecciones frecuentemente debido a que responden con rapidez a varios
estímulos.
La adolescencia es un periodo donde se reactiva la
energía sexual, que permaneció latente durante la niñez. La manera mediante la
que los adolescentes responden a esta urgencia es principalmente con la
masturbación, ya que es un modo seguro de satisfacer los impulsos sexuales. En
la adolescencia media es frecuente que existan respuestas sexuales y
experimentación con distintos roles sexuales. La masturbación se convierte en
una actividad normal, tanto para las chicas, como para los chicos. Es común que
se produzcan enamoramientos desorbitados hacia personas del otro sexo,
generalmente inalcanzables. También es posible que en la adolescencia media se
tengan relaciones homosexuales, pero en forma transitoria. Los estudios
estadísticos indican que la mayoría de los adolescentes se inician en las
relaciones sexuales aproximadamente a los 16 años.
En la adolescencia se produce el duelo de la identidad lo
que provoca una lucha por la misma. Se entiende la identidad como el ser uno
mismo en tiempo y espacio, en relación con los demás y con uno mismo. Es el
sentimiento de seguridad sobre sí mismo. La confusión de la identidad, lo cual
es característica de la adolescencia, se refiere a la imposibilidad de
desarrollar una idea de sí mismo coherente. Parte de la resolución de la crisis
de identidad consiste en pasar de ser dependiente a ser independiente. Es
frecuente que los padres y sus hijos adolescentes discutan sobre la elección de
amigos, pandillas, planes de estudio y temas relacionados con la filosofía,
modo en que los adolescentes van afianzando su propia identidad.
Durante la adolescencia también se producen cambios a
nivel del pensamiento. Es el momento donde empieza a existir un pensamiento
lógico formal, el cual les permite pensar en ideas y no sólo en objetos reales
(característico de la infancia). Este tipo de pensamiento permite al sujeto la
capacidad de reflexionar. En un primer momento el adolescente reemplaza los
objetos por ideas. Las ideas se manejan como antes hacía con los juguetes. Las
palabras y la acción son reemplazadas por el pensar. El intelectualismo es un
mecanismo de defensa que el adolescente utiliza asiduamente. Esto se manifiesta
en el interés de las ideas, la lectura, siendo normal que discuta ideas e
ideologías con su grupo de pares.
A partir de este nuevo tipo de pensamiento formal el
adolescente se incorpora al mundo adulto, liberando su pensamiento infantil
subordinado, programando su futuro y reformando el mundo donde va a vivir.
También le permite incorporarse en la sociedad y un mayor dominio de sus impulsos.
En este momento muchos adolescentes muestran una
destacada creatividad, que expresan por medio de la música, el arte y la
poesía. La creatividad también puede expresarse en el deporte, y en el mundo de
las ideas, discutiendo, reflexionando, por ejemplo, sobre moral, religión,
ética, labores humanitarias. El escribir en un diario personal es otra
manifestación de la creatividad en éste periodo.
Otra característica que explica el comportamiento
adolescente es el ascetismo, el cual se manifiesta en la captación de grandes
ideales y la renuncia a los placeres corporales. Esta es una forma en que el
adolescente controla y elabora las pérdidas de ésta etapa.
El grupo de compañeros entre los adolescentes es un
fenómeno esperable. Permite al adolescente sentirse contenidos dentro de una
zona intermedia, que ya no es la familia ni la sociedad. Le permite al
adolescente mantener la ilusión que pertenece a un sistema que lo protege de la
responsabilidad social. Le da al individuo la ilusión de un cierto manejo omnipotente
sobre los objetos.
El grupo es el contexto de descubrimiento más favorable
del adolescente, y los tranquiliza durante el período de cambio. Durante la
adolescencia se cuestiona el núcleo de pertenencia familiar por la necesidad de
buscar nuevos núcleos de pertenencia que defina su identidad. El grupo de pares
le permite al adolescente la apertura hacia lo no- familiar, dándose el espacio
para el duelo por el rol infantil. Es un momento donde el adolescente intenta
ser libre, pero todavía depende de sus padres y se siente muy ligado a ellos.
Suelen verse a través de los ojos de sus compañeros, y su autoestima puede
sentirse disminuida ante cualquier desviación en su apariencia física, en el
código de la ropa o de conducta.
En la adolescencia media, el desarrollo físico ha
concluido, y falta realizar la integración con la sociedad. En éste momento los
adolescentes tiene fuerza personal y no solo grupal.
A medida que va pasando el tiempo, el adolescente
comienza a mezclar valores de fuentes diversas con sus propios valores
personales. A comienzo de la edad adulta, se ha establecido una nueva
conciencia o superyó que debe ser capaz de cambiar y crecer para acomodarse a
las nuevas situaciones de la vida. Cuando el adolescente comienza a sentirse
independiente de su familia, y ésta lo apoya, empiezan a encontrase repuestas a
preguntas como "¿Quién soy?" y "¿A dónde voy?".
Ser padres de adolescentes, implica además de tener que
enfrentarse a la tormenta que acompaña el desarrollo del adolescente, verse
obligados a realizar adaptaciones en el trabajo, en su matrimonio y en relación
a sus propios padres, ya que suelen estar atravesando por la adultez tardía.
Esta necesidad de independencia de la familia por parte del adolescente, genera
en los padres mucha ansiedad, comportándose éstos de manera controladora.
Además, la fuerte sexualidad de sus hijos genera ansiedad en los padres.
En la adolescencia tardía, se produce la elección de la
profesión, la cual es consecuencia de la pregunta de "¿Hacia dónde
voy?". Los adolescentes tienen que tratar con la influencia de sus
compañeros, padres, profesores y su propio deseo, para decidir su vocación.
El final de la adolescencia se produce cuando el sujeto
empieza a desarrollar y asumir tareas propias del adulto joven, como por
ejemplo, la elección y responsabilidad de un trabajo, el desarrollo del sentido
de intimidad (que más tarde va a conducir a la constitución del matrimonio y la
paternidad). Se produce el reconocimiento del sí mismo como un ser adulto.
·
Juventud
Comienza hacia el final de la adolescencia (20 años) y
llega hasta los 40 años. En este momento se alcanza el apogeo biológico, se
asumen los roles sociales más importantes y se empiezan a establecer relaciones
sociales más serias en el ámbito laboral y en el personal. Es la etapa en la
que predomina el proceso de individuación. Es decir, se logra la independencia
y autonomía en varios planos. Un adulto es alguien capaz de verse a sí mismo
como un individuo autosuficiente que forma parte de la sociedad.
La primera etapa representa el puente de desarrollo entre
el mundo adolescente y el adulto. Un tema clave es la separación de la familia
de origen, que conlleva la mudanza del hogar paterno, incrementar la independencia
económica y emprender nuevos roles más responsables. Simultáneamente surge la
necesidad de disminuir la dependencia emocional de los padres y aumenta
progresivamente el compromiso con el sexo opuesto. Para poder formar una pareja
es necesario que surja la necesidad de complemento, así como también debe
existir cierta capacidad para proyectarse en el otro sin fusionarse y perder la
individualidad.
La primer década comprende un período de exploración y
prueba de alternativas (de vocación, pareja, etc.). Se empieza a trabajar o a
estudiar en la universidad y se abandona el hogar paterno. Sin embargo, las
elecciones que se realizan son tentativas y aún no implican un compromiso
definitivo.
Para la mayoría de los jóvenes adultos, el hecho de
elegir una pareja y crear una familia es otro de sus objetivos. Es frecuente
que decidan casarse y tener hijos. La pareja debe establecer su territorio con
independencia de la influencia de las familias de origen. La paternidad y
maternidad es uno de los desafíos más importantes de esta etapa. El nacimiento
de un niño representa la convergencia de dos familias y crea abuelos y tíos por
ambos lados de las familias de origen. Al adquirir el nuevo rol de padres
disminuye su rol de hijos y se consolidan como adultos.
La etapa del cuidado de los hijos pequeños puede generar
conflictos en las madres que deciden relegar su profesión para dedicarse a su
crianza. El anhelo de una mayor participación en el mundo adulto puede hacerlas
sentir insatisfechas y frustradas. Por eso cuando comienzan la etapa escolar
pueden reformar sus actividades que habían hecho a un lado.
Hacia los 30 años surge la necesidad de tomar la vida más
seriamente. Las personas comienzan a afianzarse en el campo laboral y están en
pleno desarrollo profesional. Los proyectos esbozados al comenzar la carrera
empiezan a concretarse. Es una época de crecimiento personal y profesional. El
trabajo permite desarrollar habilidades, cumplir con responsabilidades
individuales y sociales, pero al mismo tiempo contribuye a situar a las persona
en relación con los demás, definiéndolo socialmente. El trabajo para el adulto
es lo que el juego para el niño, lo inspira y lo proyecta al futuro.
La mayoría de las personas entran en crisis al llegar a
los treinta. Surgen dudas, existen mayores presiones y más responsabilidades.
Es bastante frecuente que se manifiesten en formas de replanteos, de conflictos
matrimoniales, cambios de trabajo, depresión o ansiedad. Pero para otros llegar
a los treinta significa descubrir aptitudes e intereses que hasta ahora se
desconocían o no se habían considerado. Las relaciones con la familia y con los
amigos continúan siendo estables y las metas profesionales progresan con
rapidez.
En la adultez temprana predomina el pensamiento operativo,
dispuesto a ejecutar decisiones de profundas proyecciones hacia el futuro. Pero
hacia los 35 años se va tornando más reflexivo, y empiezan a aparecer los
primeros atisbos de lo ya decidido y logrado. Frecuentemente, como producto de
esta evaluación se realizan grandes cambios como son los divorcios, los cambios
de ocupación, etc.
Ya hacia el final de la etapa, rondando los cuarenta,
aparece un fuerte sentimiento de compromiso en todos los planos (conyugal,
familiar y profesional). Es un momento de asentamiento y consolidación. Se
lucha por progresar en lo que se ha comenzado en etapas anteriores. Se intenta
construir una vida mejor, utilizar las propias habilidades, perfeccionarse en
el área laboral y contribuir a la sociedad. Se desea reconocimiento, pero al mismo
tiempo libertad. Es la época en que se guía a generaciones futuras, sobre todo
a través del rol activo de la paternidad y maternidad.
·
Adultez
Este período, que se extiende entre los 40 y los 65 años
es un momento de transición, de replanteo de la vida y duelo por varias
pérdidas. Constituye una etapa estresante para la mayoría de las personas, pero
llena de oportunidades de seguir creciendo y desarrollándose. Se ha alcanzado
la cumbre vital, por lo que se cuenta con una gran cuota de poder, y madurez.
Es un tiempo de búsqueda dentro del alma, de
cuestionamiento y evaluación de los logros alcanzados a lo largo de la vida.
Una vez que se ha hecho el balance acerca del tiempo vivido, nuevamente se
realizan elecciones. Muchas veces, éstas están definidas por eventos más o
menos traumáticos como divorcio, enfermedad, cambio de ocupación.
Se desarrolla un sentido de urgencia de que el tiempo se está
acabando, y al mismo tiempo se toma conciencia de la propia mortalidad. De
manera que el " como "
y " en que " se
invierte el tiempo se convierte en un asunto de gran importancia.
En el plano biológico se produce un estancamiento en el
desarrollo y la capacidad funcional. El cuerpo está más cansado y los cambios
fisiológicos que se empiezan a manifestar pueden tener efectos dramáticos sobre
el sentido que la persona tiene de sí misma. Muchas personas no pueden ver el
paso del tiempo con naturalidad y hacen esfuerzos dramáticos para parecer jóvenes.
Las mujeres entran en la menopausia, y deben hacer el
duelo por la pérdida de la fertilidad. Para muchas es una experiencia
displacentera, mientras otras se sienten liberadas porque no tienen más riesgo
de embarazo. Junto con los cambios fisiológicos se producen otros a nivel psíquico,
como síntomas de depresión y ansiedad. Los hombres también ingresan
en el climaterio, pero el cambio en su cuerpo y psiquismo es mucho menos brusco. Tienen que superar el
decaimiento de su funcionamiento biológico y su vigor en general.
Uno de los dilemas humanos surge en la etapa de la mitad
de la vida. En este momento el hombre ha progresado en status y posición y se
vuelve más atractivo para las mujeres jóvenes, mientras que las mujeres de la
misma edad, cuya autoestima depende más de su apariencia física se sienten
menos atractivas para los hombres.
Simultáneamente aumentan las demandas y exigencias en
otros planos. En muchos casos aparece lo que se conoce como " síndrome de
nido vacío ", que se produce cuando el hijo menor se va a vivir sólo y los
padres sienten la casa deshabitada. Y por otro lado se suma el cuidado de los
propios padres que han envejecido y algunos se enferman. Estas
responsabilidades suponen además mayores gastos económicos.
Muchas mujeres, ya liberadas de la necesidad de ocuparse
de sus hijos, pueden empezar a desarrollar otras actividades. Los hombres, en
cambio han llegado a su más alta cuota profesional. Esto implica un cambio en
las actividades de ambos, porque las mujeres encuentran por primera vez tiempo
para dedicarse a lo que les plazca. Muchas deciden retomar su profesión y otras
prefieren comenzar a desarrollar aptitudes que hasta el momento habían sido
relegadas.
La irremediabilidad de la muerte se hace presente. Se
descubre que la muerte es inevitable y no puede eludirse. Lo decisivo será la
manera en que cada uno pueda enfrentase a su destino. Mientras algunos son
conscientes de su finitud, otros prefieren evadirla. Quienes sean capaces de
elaborar la muerte aprovecharán esta etapa para construir estructuras
perdurables en el tiempo. Existen varias formas de trascender la experiencia, a
través de los logros de los hijos, los proyectos, la participación en
actividades políticas o religiosas, la propia empresa, etc.
Llegada la edad media con su consabida crisis de finitud,
el pensamiento se hace más relativo. La conciencia de finitud lleva al balance
de lo vivido. Las personas suelen plantearse acerca de la manera en que se ha
empleado el tiempo vivido. Cuanto menos satisfactorio haya sido, más profundo
será el repudio hacia sí mismos.
La pérdida del cuerpo joven, la nueva responsabilidad de
cuidar de los ancianos y de guiar la generación futura, induce a la gran
mayoría a hacer una revisión del pasado. Se analiza cómo ha transcurrido la
propia vida y cómo se quiere continuar.
Esto sucede en varios aspectos, como en la vida
matrimonial o en la actividad laboral. Es frecuente la sensación de que las
expectativas que uno se había propuesto no han sido alcanzadas, lo que conduce
muchas veces a un replanteo en el estilo de vida seguido hasta el momento.
Pero así como se analizan los tiempos pasados también se construyen
planes para el futuro. Se hace un balance de lo vivido hasta el momento y se
cuestiona cómo continuará la propia existencia. Aparece, también, la necesidad
de recuperar el tiempo perdido y vivir los años que quedan de una manera
distinta.
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